miércoles, mayo 24, 2006

Just to writte...

Por fin puedo actualizar mi blog. No es que mi “ajetreada vida” me impida hacerlo con frecuencia. O que me haya quedado sin Internet, como les pasa a muchos. Ni a que mi computadora haya sido poseída por el virus de “no-sé-qué” (aunque no le caería nada mal un mini chequeo). Simplemente quería que leyeras lo primero que había escrito para ti cosita (públicamente, quiero decir), antes de poner cualquier otra cosa no tan profunda. Y nuevamente te digo “de nada…”, y también “me haces sentir eso y mucho más…” (Y pienso “¿podrías valorarlo? Más… sólo un poco más”).

Bien… después de haber inaugurado este blog con un escrito para el amor de mi vida (sé que voy a recibir más de dos regaños por esa frase), debo decirles que he leído cada cosa en este mundo “bloggero”, que me ha fascinado… Y eso me lleva a pensar que de aquí podrían salir, tal vez, otro Gabriel García Márquez, o en su defecto un Carlos Cuauhtémoc Sánchez (si bien el segundo no ganó un Premio Nóbel, sí ganó mucho dinero gracias a la gente con la que la mercadotecnia cumple su deber).

¿Ninguno de ustedes ha pensado escribir un libro? Aunque creo que ya nadie piensa eso en estas épocas de estrés…

viernes, mayo 12, 2006

Breve sinopsis... tantos sentimientos...

Que te da igual lo que siento… podría casi jurar que sí. Y, aunque parezca una estupidez mi pensamiento, no sé porqué lo haces. Si he estado en las buenas y en las malas contigo. Desde aquél primer domingo en el que te leí de color verde. Pasando por todos esos momentos inolvidables, al menos para mí. La primera vez que escuché tu voz, la misma que me ha erizado la piel durante estos años; el primer abrazo (que rechazaste); nuestro primer (y no muy bien recordado) beso; mi insistencia y tu resistencia; nuestro mes “secreto”; el poder gritar a los 4 vientos que existía algo entre tú y yo; tu primer “te amo” (sí, el mismo que pensaste mil veces antes de decir, lo cual hizo que su valor aumentara para mí) con esa timidez y ternura que son tan tuyas que las envidio; Navidad, fin de año, 14 de febrero, mi cumpleaños, el aniversario, tu cumpleaños… tu adiós. Tu “arrepentimiento”; tus lágrimas por mí otra vez en color verde; nuestra “amistad” disfrazada ante los demás de inexistente. Y otra vez una época de secretos nuestros solamente. Secretos que mi cuerpo lloraba, mi mente escondía, y mi corazón disfrutaba. Callé por ti, por mí… por “nuestro posible futuro” (que por lo menos yo sí deseaba con toda mi alma). ¿Cuánto podría durarme un secreto que quise gritarle al mundo tantas veces? (siendo tú la primera persona a la que necesitaba decírselo). Me hice esa pregunta muchas veces, en silencio, en voz alta, en soledad y en compañía. Hasta que por fin un día, tú la respondiste por mí. Nuestro secreto duró (otra vez) hasta que tú lo decidiste (como todas nuestras decisiones importantes). Creí que todo sería más fácil después… y me equivoqué. Ya no hay secretos, sólo una verdad que me he negado y que tú me confirmas cada día con tu silencio. Con tu indiferencia superficial. Tu volubilidad que tantas veces he odiado, y también amado por ser parte de ti, me hace sentir tanta rabia hacia mí, por estar presente en y tratar de reparar cada una de tus dudas y confusiones; por dejarme arrastrar por tus deseos de sentir seguridad y protección, sin tomar en cuenta mis propios deseos (que sabes de memoria) porque yo lo único que necesito es a ti. Sólo quisiera existir para ti siempre… no cada vez que la luna cambia y te hace necesitar mi presencia y mis palabras de consuelo. O cada vez que te das cuenta de que estás en soledad, porque SABES que nadie más te amará con tanta convicción como lo he hecho yo…